Si llevamos décadas dando pausas de 5 minutos cada hora para los fumadores, más sentido tiene dar cinco minutos cada hora para que nos dé el sol, pasear , y mirar a lo lejos. Se dan concesiones a lo que nos enferma pero no a lo que nos sana. Ya hay convenios colectivos que las regulan, ¿por qué no extenderlo como medida de Salud Pública?
Todos lo hemos visto. Pasas por la calle de detrás de un supermercado y hay dos o tres personas con el uniforme de la empresa fumando en una puerta trasera. Detrás de un restaurante, fuera de una tienda, en la puerta de un hotel, en la entrada de un edificio de oficinas. Hasta has llegado a ver a 20 metros de la puerta de urgencias de un hospital, gente sentada en unas escaleras, aún con la bata puesta, a veces hasta con el fonendo al cuello, tomando una pausa para fumar.
Todo el mundo les entiende. Tener que aguantar tantas horas seguidas sin fumar es un suplicio. Salir cinco minutos, el tiempo justo para echar un piti, desconectar y volver.
Estás en tu mesa, concentrada delante del ordenador. Cada hora o dos se levantan un par de tus compañeros:
«Vamos a fumar»
Tú sigues en tu mesa como si nada. Quizás asientes con la cabeza. Van a fumar. Normal. Alguna vez te levantas con ellos:
«Ah, pero, ¿tú fumas?»
«No, pero me apetecía estirar las piernas…»
«Ah - cara de extrañeza - vale.»
Te sientes rara sin nada entre los dedos, simplemente mirando al infinito sin llevarte nada a la boca. Si alguna vez fumaste te dan ganas de volver a hacerlo solo por no estar ahí. En otros sitios no pasa nada, es normal salir a descansar varias veces al día. Todos salen a desconectar un poco, fumen o no.
Y, sin embargo, en muchos sitios, los que no fuman salen bastante menos.
En algunos trabajos sucede incluso que solo los que fuman tienen permitido salir a hacer “la pausa”.
Ay como se te ocurra salir a simplemente a descansar. Si no eres adicto a la nicotina, ¿para qué vas? ¿Qué quieres?, ¿que te de el sol? ¿descansar la vista?
En el último trabajo de oficina que tuve intenté mantener la rutina que me gusta seguir cuando trabajo desde casa.
La rutina es más o menos esta: cada hora (o cuando me acuerdo), me levanto y camino 3-5 minutos mientras miro por la ventana al horizonte, lo más lejos posible. Me pongo al sol, si hay, respiro y me despejo un poco. En casa es fácil, en una oficina no tanto.
La primera vez que fui a seguir esta rutina en la oficina me levanté y al cruzar la puerta poniéndome el abrigo (era invierno y yo iba a la calle) dije, «salgo cinco minutos», supongo que con un hilillo de voz inaudible como me pasa siempre que no sé muy bien qué decir. Tuve la sensación de que mis compañeros esperaban más información. Faltaba un complemento circunstancial de lugar: "salgo...¿al bar?"; o un circunstancial de finalidad: "salgo... ¿a desayunar?"
Quería decir que iba a estirar las piernas y a que me diera el sol en los párpados, pero no quería parecer muy rara, era mi primer día allí. Y es que decir que vas a que te dé el sol, suena raro.
Pensé: «Qué fácil sería justificar levantarme de mi mesa cada hora si fuera a fumar como hacía cuando tenía este hábito».
Bajé las escaleras del edificio, era solo un piso, y salí a la calle, al pequeño parque que había delante de las oficinas. Di la vuelta a la manzana mirando hacia las montañas en el horizonte, volví a la puerta de la oficina, subí las escaleras, y a los cinco minutos clavados, volvía a estar delante del teclado.
A la hora siguiente me tocaba volver a levantarme y pasear. Me quedé sentada y pasó una hora más. Tiempo prudencial, pensé, para volver a salir a la calle sin que parezca raro. Al segundo o tercer día simplemente me levantaba y ya. Era mi tiempo y me lo distribuía como quería, que las pantallas y estar sentada tanto rato es agotador. Además ¡trabajo en salud pública! ¡Levantarse cada hora es romper el sedentarismo y reducir los problemas musculo-esqueléticos! ¡Descansar los ojos cinco minutos cada hora evita los problemas oculares! Es prevención básica de riesgos laborales, ese cursito que hacemos todos y nadie recuerda.
Me han preguntado muchas veces qué propondría para mejorar la salud de la población. Esta podría ser una buena intervención.
Es muy simple, solo es acostumbrarnos a pausar 5 minutos cada hora. Levantarse, pasear, mirar al infinito o lo más lejos posible y cazar algunos rayos del sol.
El convenio colectivo de contact centers ya tiene algo así. La prevención de riesgos laborales de los trabajadores usuarios de equipos con pantallas de visualización de datos (PVD) dice que:
“El trabajo diario con pantallas de visualización de datos (PVD) debe interrumpirse con tareas alternativas o, si la alternancia de tareas no es posible o no resulta suficiente para disminuir los riesgos laborales, con las pausas necesarias.”
“La pausa en la jornada diaria se configura como una medida para garantizar la seguridad y salud de los trabajadores usuarios de PVD, evitando (reduciendo) con ella la carga mental, los problemas visuales (fatiga visual, sequedad del ojo), los trastornos musculo-esqueléticos, etc.”
La pausa es de 5 minutos, hay tantas pausas como horas de trabajo y no se pueden acumular.
¿Cinco minutos cada hora? ¡Eso es demasiado!
5 minutos no son demasiado. Incluso podríamos estar quedándonos cortos. La "Guía técnica para la evaluación y prevención de los riesgos relativos a la utilización de equipos con pantallas de visualización" del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo de 1997 recomendaba:
Para evitar la fatiga visual:
Regla 20-20-20: mirar lejos de la pantalla al menos cada 20 minutos y dejar ir la mirada hacia un objeto distante (por lo menos a 6 metros de distancia) durante al menos 20 segundos.
Mirar de lejos un objeto durante 10-15 segundos y, a continuación, mirar algo de cerca durante 10-15 segundos. Después, volver a mirar el objeto distante. Repetir 10 veces.
Para evitar los problemas físicos derivados de estar sentados:
evitar la misma postura durante largos periodos de tiempo, realizando pequeñas pausas cada 30 minutos) que permitan cambios dinámicos de postura tales como levantarse, caminar, moverse y estirar brazos, piernas, espalda, cuello y hombros.
Con pausar 5 minutos cada hora, o cada 20 minutos podríamos estar previniendo problemas de vista, fatiga y sedentarismo, pero es que además puede ser una medida para ayudar a la gente a dejar de fumar.
Aunque en muchos sitios la pausa es para todos sin distinción de hábitos, existe todavía entornos donde está bien visto “salir para fumar” pero no para estirar las piernas. En ese contexto, ¿qué incentivo tiene una persona para dejar de fumar? ¡Encima se va a quedar sin sus pausas!
Lucha por incluir una pausa visual en tu convenio colectivo
Nos irá mejor si extendemos la idea de que es necesario y saludable levantarse al menos cinco minutos cada hora para relajar los ojos y estirar las piernas, si presionamos para introducirlo en los convenios colectivos (igual que se ha hecho en algunos ya), si insistimos en señalar la tremenda absurdez de ser más permisivo y tolerable con el hábito de fumar que con el hábito de cuidarnos…
La salud pública empieza por pequeños cambios, que se hacen grandes cuando mucha gente se junta. Paso a paso:
Sí, siempre me hizo mucha gracia el privilegio de aquellos que dañaban su salud y la de los demás. Menos mal que ahora cada vez más se ofrece esa pausa a todos. En sitios como plataformas de teleoperadores las pausas se llevan al dedillo. En mi caso tengo suerte, trabajo en oficina pero estoy sola así que intento cuando me acuerdo levantarme y hago ejercicios de movilidad, y a menudo tengo que bajar y subir escaleras para ir a hablar con mis jefes y compañeros.
Magnífico artículo.
Yo, cuando he trabajado en oficina, he tenido suerte de que nunca nadie me ha mirado mal cuando me he levantado cada hora / hora y media para estirar las piernas, salir a tomar el aire o simplemente ir al baño. Pero es cierto que lo he hecho porque mi personalidad es más de pedir perdón que pedir permiso (sobre todo cuando es algo que considero razonable).
El problema que veo es que mucha gente no tiene ese arrojo, o que los puestos laborales son más inestables, lo que lleva inevitablemente a los trabajadores a “prescindir” de derechos, aunque estos estén en el convenio. Está claro que un buen paso es que esto estuviera en todos los convenios, pero una cosa que siempre echo en falta es que haya una inspección de trabajo fuerte en la administración que se asegure de que estas cosas se cumplen.